No importa la enorme brecha que nos separa: los 25 mil soles de un congresista o los 1025 soles del peruano excluido, la mejor clínica de la residencia o la posta del centro poblado, ser de la oligarquía, qué dejó decenas de compatriotas muertos, y su brazo político y armado o las lágrimas de madres humildes qué perdieron a sus hijos en un ataque gansteril provocado por los grupos hegemónicos qué generó el Golpe de Estado el 7D.
Nano Guerra García murió, muy temprano, a 10 meses de la salvaje represión qué sufrió nuestro pueblo dejando 70 muertos y justamente es en el Sur donde falleció, donde hay una enorme herida por nuestros hermanos caídos. Nano seguro que logró palpar la realidad en la que viven muchos arequipeños, sureños y peruanos: el pésimo estado del sistema de salud.
No había personal en el puesto de salud de la Punta de Bombón para que lo pueda atender, fue trasladado a Mollendo y llegó sin vida.
La muerte nos coge a todos por igual, pero al momento de hacer el balance final tendrá que prevalecer nuestro accionar, lo que hicimos en vida. Y, en base a ello habrá olvido (qué es la verdadera muerte) o un recuerdo imperecedero.
Quizás, hoy, los fascistas de la derecha, empiecen a reflexionar en torno al POR QUÉ SE MOVILIZAN NUESTROS PUEBLOS DEL SUR… Uno de ellos sin lugar a dudas es por el sistema de salud de calidad y ÚNICO.